Resumen
Los primeros representantes del género Homo se caracterizan por tener un tamaño de cerebro mayor, y por lo tanto mayores capacidades cognitivas y una mayor inteligencia.
Los primeros representantes del género Homo se caracterizan por tener un tamaño de cerebro mayor, y por lo tanto mayores capacidades cognitivas y una mayor inteligencia.
Los fósiles más antiguos del género Homo se pueden asignar a dos especies:
Homo rudolfensis y Homo habilis. La primera de ellas (entre 1,9 y 1,6
millones de años de antigüedad) se caracteriza por un cerebro mayor y el
esqueleto facial más grande y plano, el torus
está muy poco marcado, y la mandíbula y los dientes son mayores que en
Homo habilis. La segunda especie (entre 2,4 y 1,8 millones de años)
tiene un cerebro de menor tamaño, un aparato masticador menos
desarrollado, y una forma craneal más similar a los humanos posteriores
en el tiempo.
El
cuerpo de Homo habilis no era muy diferente al de los autralopitecos.
Sin embargo, ya había experimentado una expansión del cerebro (entre 500
y 750 cc) y se le atribuye la elaboración de las primeras industrias
líticas de tipo Olduvayense
o de Modo 1. Los primeros Homo son las primeras especies que no están
ligadas a un medio forestal y habrían habitado paisajes con espacios más
abiertos.
Homo ergaster
abarca un rango cronológico entre 1,8 y 1,4 millones de años. Tiene
capacidades cerebrales entre 800 y 900 cc y sus cráneos son alargados,
bajos y con la base ancha. Los torus supraorbitarios están muy marcados,
son menos prognatos
y sus huesos nasales están proyectados fuera del resto de la cara. El
esqueleto más completo de esta especie es el "niño del Turkana" o WT
15000, que pertenece a un individuo de unos 10-11 años de edad y tiene
un tamaño y estructural corporal similar al de la humanidad actual. A
esta especie se le atribuye la "invención" del Achelense o Modo 2.
El tamaño del cerebro es la característica más notable del género
Homo. La mayor parte de miembros del género Homo tiene tamaños
cerebrales superiores a los 600 cc, considerablemente mayores que los
grandes antropoides, los de Australopithecus y los de Paranthropus.
El grado de encefalización
se calcula en términos relativos respecto al tamaño corporal. Pero la
relación entre el tamaño del cuerpo y el del cerebro crece de forma
alométrica, es decir que las proporciones entre los órganos cambian al
aumentar el tamaño corporal. Para comparar el encéfalo de especies de
tamaños diferentes calculamos el peso encefálico que debería tener según
su peso corporal y comparamos ese valor con su peso encefálico real. El
índice entre valor esperado y el valor real se conoce como índice de
encefalización. Los humanos tenemos un encéfalo 2,9 veces superior al
tamaño de encéfalo esperado para un primate haplorrino que tuviera
nuestro peso corporal. En los primeros Homo
se produce un aumento en el índice de encefalización y aparece una
estructura cerebral similar a la de la humanidad actual: presentan
asimetrías entre los hemisferios cerebrales y el lóbulo frontal se hace
más complejo y de mayor tamaño.
La capacidad cerebral de los primeros Homo es mayor que en los australopitecinos y sus arcadas dentarias se encuentran situadas debajo de la cara al reducirse el prognatismo de los primeros Australopithecus. Y, aunque los dientes de los primeros humanos están cubiertos por una gruesa capa de esmalte,
tienen una mandíbula y unos dientes de menor tamaño, especialmente los
premolares y molares. Calculando el índice de megadoncia, los dientes de
Homo habilis son proporcionalmente más pequeños que los de
Australopithecus y Paranthropus, y todavía son menores en Homo ergaster.
Es
necesario un cambio en el tipo de alimentación para conseguir la
energía que requiere un mayor tamaño del cerebro, unido a la reducción
del tubo digestivo y del aparato masticador. Para ello se incorporan a
la dieta alimentos de fácil asimilación y gran poder calorífico, como
son las grasas y proteínas animales.
El ritmo de desarrollo de los primeros Homo es más lento y la erupción dental se retrasa respecto al chimpancé y a los primeros homínidos, proporcionando un largo periodo de aprendizaje donde se adquirieren las capacidades cognitivas de los humanos.
Introducción
Los primeros estadios de evolución de nuestro género
siguen en estado de confusión. No tenemos claro el papel de
Australopithecus africanus, y todavía no conocemos cual es el papel de
Australopithecus garhi. Además, las primeras especies de Homo
aparecen en un corto espacio de tiempo, algunas de ellas son
contemporáneas, y los antepasados y sus posibles descendientes están
separados por un lapso temporal muy pequeño.
Tampoco
es fácil identificar cuales son las características que definen al
género Homo. En primer lugar, porque mucho de lo que distingue a los
humanos son características de su comportamiento que no dejan evidencia
fósil. En la mayoría de las ocasiones podemos recurrir a pruebas
indirectas para saber si los primeros humanos tenían o no un lenguaje,
cual era su comportamiento social, su dieta o su forma de captar
alimentos...
La
definición del género Homo ha estado siempre sujeta a la polémica, ya
que consciente o inconscientemente, conlleva la definición de lo que
consideramos "ser humano". Existe toda una serie de características que
se encuentra en el género Homo: forma de locomoción, morfología dental,
caracteres de la cara y el cráneo, etc. Pero lo que siempre se destaca
de manera significativa en todas las definiciones es el mayor tamaño
relativo del cerebro que presenta nuestro género frente a otras
especies.
El
género Homo se caracteriza por tener un tamaño de cerebro relativamente
grande, y por lo tanto con mayores capacidades cognitivas y una mayor
inteligencia. Otra de las características que se incluyen en la
diagnosis de los humanos es el menor tamaño de la mandíbula y de los
dientes. Aunque el esmalte
dentario sigue siendo grueso, el tamaño de los dientes de Homo se
reduce, especialmente los premolares y molares. También la erupción
dental se retrasa respecto al chimpancé y a los primeros homínidos y el ritmo de desarrollo es más lento.
3.1 Definición del género Homo
El
promedio del cerebro de la humanidad actual está en torno a los
1250-1350 cc de capacidad, aunque con un amplio rango de valores desde
los 1000 cc hasta los 2000 cc. Pero en la evolución humana )cuál es el
tamaño mínimo de un cerebro para considerarlo humano?. Antes de 1964, la
opinión era que ese "Rubicón cerebral" oscilaba entre 700 cc y 800 cc. A
finales de los años 40 el antropólogo británico sir Arthur Keith
propuso la cifra de 750 cc, una cifra a medio camino entre los tamaños
de cerebro de los grandes antropoideos
y los cerebros humanos. Esta propuesta fue aceptada de forma
mayoritaria. Pero en 1964, Louis Leakey, Phillip Tobias y John Napier
anunciaron el descubrimiento de una nueva especie de Homo,
el Homo habilis, y propusieron un nuevo rubicón cerebral de tan sólo
600 cc. Estos autores presentaron varios fósiles de esta nueva especie
procedentes de la garganta de Olduvai con una antigüedad de alrededor de
1,8 millones de años, y entre ellos un cráneo fósil con una capacidad
de tan solo 680 cc, una cifra inferior a la propuesta por Keith. La
nueva especie, Homo habilis, era el miembro más antiguo de nuestro género
y Leakey la consideraba antepasada directa de Homo sapiens asumiendo
que Homo erectus era una rama lateral. La dentición posterior de Homo
habilis, aunque grande, era más estrecha que en otros homínidos.
Aunque
Homo habilis fue recibido inicialmente con muchas objeciones, dado el
gran parecido morfológico que presentaban con Australopithecus
africanus, la mayoría de los antropólogos aceptaron la nueva especie y
consideraron una línea evolutiva continua desde Homo habilis, pasando
por Homo erectus, a Homo sapiens. Esta visión lineal de la evolución
humana está siendo abandonada en la actualidad por modelos evolutivos de
tipo ramificado, donde se incluyen numerosas especies de Homo (H.
neanderthalensis, H. rudolfensis, H. ergaster, H. antecessor), algunas
de ellas extintas y otras que no son antepasadas directas de nuestra especie, sino líneas evolutivas laterales.
Entre
estos primeros restos de la Garganta de Olduvai, atribuidas a Homo
habilis, se incluían los restos de una mano y un pie. Según John Napier
este humano ya tenía capacidad para fabricar y utilizar herramientas
líticas, además éstos fósiles se encontraron asociados a numerosos
restos de industria lítica de tipo Olduvayense.
Algunos autores opinan que, dada la estructura primitiva de algunas
partes del esqueleto de Homo habilis, esta especie mantenía la capacidad
de trepar a los árboles.
3.2 El registro fósil de los primeros humanos
Existe una serie de fósiles muy fragmentarios de entre hace 2,5 y 2 millones de años que han sido atribuidos al género Homo:
el temporal de Chemeron (BCI), la mandíbula de Malawi (UR 501), dientes
aislados del valle del río Omo. Sin embargo, en todos estos casos la
asignación taxonómica o su cronología no está clara.
Los
fósiles más antiguos, que pueden ser atribuidos con toda seguridad a
nuestro género, proceden de Hadar (Etiopía). En esta región, el equipo
de D. Johanson encontró un maxilar muy completo (A.L. 666-1) que tiene
una antigüedad de alrededor de 2.4 millones de años. Aproximadamente, de
la misma época, son las industrias líticas más antiguas reconocidas. De
hecho, el maxilar de Hadar es el fósil más antiguo asociado con una
veintena de utensilios de piedra. Este hecho refuerza la idea de que
Homo es el autor de las primeras industrias.
A este respecto, recientemente T. White ha publicado una nueva especie
de homínido Australopithecus garhi asociada con huesos fracturados
intencionalmente y que presentan marcas de corte en su superficie. Sin
embargo, junto a los fósiles de homínido no se ha hallado ningún
utensilio lítico y la asociación con los huesos puede ser casual y los huesos ser producto de las actividades de otra especie de homínido.
Los
fósiles de Homo con menos de 2 millones de años de antigüedad son mucho
más abundantes, y hasta hace poco se atribuían a dos especies: Homo
habilis los más antiguos y Homo erectus los más recientes. Actualmente,
y según el estudio de Bermond Wood, pueden distinguir tres especies
entre los fósiles humanos más antiguos de África: Homo habilis, Homo
rudolfensis y Homo ergaster. Las dos primeras especies se reparten los
fósiles que antes se consideraban de Homo habilis, y todos los fósiles
africanos antes atribuidos a Homo erectus (excepto el cráneo OH 9) son
ahora asignados a Homo ergaster. Homo rudolfensis se distingue de Homo
habilis por tener un cerebro mayor en combinación con una dentición de
gran tamaño y en muchos aspectos similar a la de Paranthropus. En
cambio, Homo habilis tiene un cerebro mayor que Australopithecus y
Paranthropus, pero menor que Homo rudolfensis, su aparato masticador es
más pequeño y presenta un toro supraorbital separado de la escama
frontal por un leve surco.
3.2.1 Homo habilis/Homo rudolfensis
Todos los fósiles atribuidos a Homo
rudolfensis proceden de las orillas del lago Turkana y tienen un rango
cronológico entre 1,9 y 1,6 millones de años. En el año 1972, Richard
Leakey encontró en el margen oriental del lago Turkana el cráneo más
completo asignado a Homo rudolfensis, que se denomina KNM-ER 1470 y que
tíene una antigüedad de 1,9 millones años. Para algunos este cráneo
pertenece a la especie Homo habilis, pero para otros las diferencias de
tamaño y de forma indican que pertenece a Homo rudolfensis. Sin embargo,
si el dimorfismo sexual de los primeros Homo fuera similar al de los australopitecos
y parántropos las diferencias que presentan Homo rudolfensis y Homo
habilis podrían deberse a las diferencias entre los dos sexos. Pero las
diferencias entre KNM-ER 1470 y los demás de Homo habilis no residen tan
sólo en el tamaño, sino también en la forma. Las características
craneales de Homo rudolfensis son: mayor cerebro y esqueleto facial más
grande ancho y plano, el torus está muy poco marcado, y la mandíbula y los dientes son mayores que en Homo habilis.
Figura 5.1.1 Comparación entre Homo rudolfensis
(KNM-ER 1470) y Homo habilis (KNM-ER 1813).
Como hemos visto
anteriormente, la especie Homo habilis fue propuesta en 1964 a partir de
restos procedentes de la Garganta de Olduvai (Tanzania). Con posterioridad, más
fósiles de Olduvai han ampliado el registro de esta especie abarcando un rango
cronológico entre hace 1,8 y 1,6 millones de años. Entre ellos, los cráneos más
completos son OH 24 y OH 13.
La forma corporal de Homo
habilis la conocemos gracias al esqueleto parcial OH 62 hallado por D.
Johanson y T. White en 1986, en Olduvai. Los más de 300 fragmentos pertenecían a
una hembra adulta de tan solo un metro de estatura y tienen 1,8 millones de años
de antigüedad. La dentición y el paladar de este individuo permite atribuirlo al
género
Homo. El tamaño corporal de este esqueleto nos hace pensar que los
primeros representantes de nuestro género tenían un dimorfismo sexual
similar al que presentaba Australopithecus afarensis. Además, el
esqueleto postcraneal de este fósil muestra características muy primitivas. Se
puede estimar la longitud total de sus miembros a partir de los fragmentos de diáfisis. La relación
entre la longitud de brazos y piernas en OH 62 es primitiva (el húmero es el 95%
la longitud del fémur), es decir, sus brazos son relativamente largos, una
proporción más parecida a la de los chimpancés que la que presenta el mismo
Australopithecus afarensis (85%).
De las orillas del lago
Turkana (Kooki Fora, Kenya) procede el cráneo KNM-ER 1813 y el esqueleto parcial
KNM-ER 3735, muy similares a los fósiles de Olduvai. También se han encontrado
restos de Homo, muy probablemente de la especie Homo
habilis, en el yacimiento sudáfricano de Sterkfontein con una antigüedad de
1,8 millones de años (STW 53). En general, los cráneos de Homo habilis
presentan un mayor tamaño del cráneo pero un esqueleto que conserva su forma
primitiva.
3.2.2 Homo ergaster
Entre hace 1,8 millones de años y 1,4 millones
de años aparecen fósiles en África pertenecientes a una nueva especie de Homo:
Homo ergaster. Muchos autores consideran que los fósiles atribuidos a esta
especie deben ser incluidos en la especie Homo erectus. Pero en la actualidad
se prefiere reservar el término Homo erectus exclusivamente para designar a los
fósiles que desde el Pleistoceno inferior evolucionaron de forma local en Asia
hasta su desaparición en el Pleistoceno superior. Homo ergaster presenta un
claro aumento en el tamaño del cerebro y el tamaño y la estructura corporal con
muy similares a los de la humanidad actual.Los fósiles más antiguos de Homo
ergaster proceden de yacimientos situados en la orilla este del lago Turkana
(Kenia). El cráneo KNM-ER 3733 fue descubierto en 1975 en la región de Koobi
Fora, está datado entre 1,5 (toba Okote) y 1,82 millones de años (toba KBS) y
tiene una capacidad cerebral de 850 cc. El segundo cráneo más completo de esta
especie es el KNM-ER 3883, procedente de la zona de Ileret, tiene una capacidad
cerebral de unos 800 cc y tiene alrededor de 1,6 millones años. También se han
encontrado restos mandibulares, dentales y un cráneo parcial (SK 847) de Homo
ergaster en el yacimiento sudáfricano de Swartkrans.
Figura 5.1.4 Los dos cráneos más completos de Homo ergaster KNM-ER 3883 (izquierda) y KNM-ER 3733 (derecha)procedentes de la orilla oriental del lago Turkana (Kenia).
Estos cráneos muestran un aumento del tamaño del cerebro, son bajos y con la base del cráneo ancho; presentan un torus supraorbitario bien desarrollado e independizado del resto del hueso frontal por un surco bien marcado; los huesos nasales sobresalen del resto de la cara; el esqueleto facial es menos prognato; y los molares son relativamente más pequeños.
Figura 5.1.5 El cráneo más completo de
Homo
ergaster KNM-ER 3733, procede de la orilla oriental del lago Turkana
(Kenia). Tiene una capacidad cerebral de 850 cc.
El fósil más completo de
Homo ergaster es el esqueleto WT 15000, hallado en 1984 por el equipo de
Richard Leakey al oeste del lago Turkana, en el yacimiento Nariokotome III
(Kenia). Las formaciones volcánicas próximas al lugar del descubrimiento
permiten datar este fósil en cerca de 1,5 millones de años. Pertenece a un
adolescente de unos 11-12 años y la morfología de la pelvis permite asignarlo al
sexo masculino, por lo que se le conoce familiarmente como el "niño del
Turkana". Este esqueleto conserva casi todas las partes del esqueleto, a
excepción de los huesos de las manos y de los pies. La estatura estimada al
morir de este individuo era de unos 160 cm y se calcula que podría haber
alcanzado una estatura de unos 180 cm cuando llegase a adulto, aunque debido a
una patología en sus vértebras quizás no hubiese alcanzado esa estatura. Por
primera vez en la evolución humana nos encontramos con un tamaño corporal
similar al de la humanidad actual. Este esqueleto también tiene una estructura
corporal muy parecida a la nuestra. La proporción entre la longitud del húmero y
el fémur es muy similar a la que tienen los humanos actuales (74%), y contrasta
con la hallada para el fósil de Homo habilis, OH 62 (95%).
Figura 5.1.6 El esqueleto WT 15000 es el fósil más completo de los primeros homínidos. Pertenece a la especie Homo ergaster y fue hallado en 1984 en la orilla occidental del lago Turkana (Kenia) y tiene una antigüedad de 1,6 millones de años. Corresponde a un individuo masculino de 10-11 años de edad.
En 1961 apareció en la
Garganta de Olduvai el cráneo OH 9 en la parte superior del lecho II. Este
cráneo tiene una antigüedad de 1,2 millones de años, se le estima un capacidad
craneal en torno a los 1000 cc y su morfología parece intermedia entre los
Homo ergaster africanos y los Homo erectus asiáticos. Todavía no
está claro cual es el lugar que este fósil ocupa en la evolución humana , porque
los fósiles más antiguos de Asia parecen superar esa edad.En el año 1998 se ha
publicado el hallazgo de un cráneo muy completo, procedente de la depresión de
Danakil en Eritrea, que parece pertenecer a la especie Homo
ergaster y que tiene una antigüedad de 1 millón de años. Esto extendería el
rango cronológico de esta especie hasta esa fecha tan reciente, no obstante la
datación de este fósil es todavía incierta.
3.3 El desarrollo del cerebro
Uno de los
mayores problemas en el estudio de los primeros homínidos y
primeros Homo es
valorar el grado de desarrollo del cerebro y su tamaño, ya que guarda relación
con las capacidades cognitivas y la inteligencia de nuestro género. Dos
son los aspectos a analizar en el desarrollo del cerebro:
- Cuantificar el aumento de tamaño del encéfalo a lo largo de la evolución de los homínidos, es decir el proceso de encefalización.
- El análisis de los cambios en la estructura y la morfología del cerebro.
El tamaño absoluto
del encéfalo no es una buena medida de la inteligencia, ya que su volumen
depende del tamaño del cuerpo. Los humanos tenemos un peso del cerebro en torno
a los 1250-1350 gramos. Pero no somos los mamíferos con el mayor encéfalo, nos
superan los grandes mamíferos como elefante africano (alrededor de 5.600 g de
encéfalo) o las ballenas (6.800 g). El encéfalo cumple otras misiones, como la
coordinación del funcionamiento resto del cuerpo, y por lo tanto debe ser
grande en especies de
gran tamaño corporal.
Para
corregir este fenómeno y conocer el tamaño relativo del encéfalo, podemos
elaborar un índice entre el tamaño del cuerpo y el encéfalo. Sin embargo, el
resultado de este índice nos da resultados mayores para los mamíferos más
pequeños, como los ratones o musarañas. Esto sucede porque el tamaño del cuerpo
y el del cerebro crecen de forma alométrica, es decir que las proporciones
entre los órganos cambian al aumentar el tamaño corporal. Así, en los mamíferos
el tamaño del encéfalo crece más despacio que el tamaño del cuerpo, y el
encéfalo se va haciendo proporcionalmente menor al aumentar el tamaño del
cuerpo.
El único
método para comparar el encéfalo de especies de
tamaños diferentes es la de calcular el peso encefálico que debería tener según
su peso corporal (valor esperado) y comparar dicho peso con su peso encefálico
real (valor encontrado). El índice entre valor esperado y el valor real se
conoce como índice de encefalización.
Si el índice es igual a 1, esa especie tiene el tamaño de encéfalo que le
corresponde a su tamaño corporal. Si el valor es superior a 1 los encéfalos son
mayores de lo esperado. El punto crucial en la elaboración de estos índices de
encefalización es la elección del grupo con el que se hayan los valores
esperados.
La relación
existente entre el peso del encéfalo y el peso corporal, en los mamíferos,
puede resumirse en la siguiente función:
Peso encefálico = 0'12 x (Peso corporal)0'667
Pero cuando
se quieren comparar especies de mamíferos que están muy próximas entre sí, como
es el caso de los antropomorfos y los homínidos,
es preferible calcular el peso encefálico esperado referido al grupo al que
pertenece la especie
problema. Robert Martin ha propuesto para los primates haplorrinos (grupo al
que pertenecen tanto los antropomorfos como los homínidos)
una variación en la fórmula usando el exponente 0'75.
De esta
forma los humanos tienen un tamaño del encéfalo superior a 7 veces la de un
mamífero de su tamaño, pero respecto a los primates haplorrinos es sólo unas
3,2 veces superior.
3.3.2 La encefalización de los primeros
humanos
El tamaño
del encéfalo puede ser calculado en los fósiles midiendo el espacio que aloja
la cavidad craneal y que contiene tres órganos: el cerebro, el cerebelo y el
bulbo raquídeo. Esta capacidad craneal es casi equivalente al peso del encéfalo
(a una capacidad de 1000 cc le corresponde un peso de 971 g).
La
estimación del peso corporal en las especies
fósiles es más problemática porque no existe ninguna medida esquelética que lo
refleje directamente. Debemos estimar el peso a partir de las medidas de
algunas partes del esqueleto que estén correlacionadas con él, como son el
tamaño de las articulaciones o epífisis por
donde se trasmite gran parte del peso del cuerpo (las articulaciones de fémures
y tibias, o las vértebras lumbares y sacras en el caso de los bípedos).
Utilizando los datos de pesos corporales y el tamaño de las articulaciones en
primates vivos podemos hallar la relación matemática entre ellos. En el caso de
los homínidos,
dado que todos ellos tienen un tipo de locomoción bípeda, la relación que
existe en los humanos actuales es la más apropiada para hallar el peso de los
fósiles. Pero en el registro fósil son muy escasos los esqueletos asociados a
cráneos, donde se pueda calcular en un mismo individuo el peso corporal y la
capacidad craneal. El primero de ellos, como hemos visto, es el esqueleto de un
joven de Homo
ergaster (KNM WT 15000) con 1,6 millones de antigüedad. En muchos de los
casos la asignación taxonómica es dudosa y no estamos seguros de la especie a
la que pertenecen algunos fósiles. Así, en los primeros homínidos y
primeros Homo tenemos que recurrir a los pesos corporales y tamaños de
encéfalo calculados sobre diferentes individuos y utilizando diferentes partes
del cuerpo. Los promedios de pesos encefálicos y los índices de encefalización
calculados para las primeras especies de homínidos
son:
Peso
promedio del encéfalo
|
Índice de encefalización
|
|
Australopithecus
afarensis
|
426 g
|
1,23
|
Australopithecus
africanus
|
436 g
|
1,3
|
Paranthropus
robustus
|
523 g
|
1,54
|
Paranthropus
boisei
|
508 g
|
1,34
|
Homo
habilis / Homo
rudolfensis
|
619 g
|
1,67
|
Homo
ergaster
|
805 g
|
1,72
|
Podemos
observar que Australopithecus y Paranthropus tienen una encefalización
mayor que los chimpancés (1,2) pero inferior a los primeros Homo.
Entre Homo habilis y Homo ergaster hubo un aumento importante en
el tamaño absoluto del cerebro pero que está compensado por el crecimiento del
cuerpo, y resulta un valor de encefalización similar. Es decir, el crecimiento
del cerebro está vinculado a los primeros representantes del género Homo,
que tienen índices de encefalización un 50% mayores que los chimpancés y que
representan casi dos tercios del valor de la humanidad actual (3,1). En cambio,
entre Homo habilis y Homo ergaster el cambio más importante que
se produjo fue el cambio del tamaño y estructura del esqueleto.
3.3.3 La estructura del cerebro
El cerebro
humano tiene una estructura distinta a la de otros primates y en la superficie
cerebral podemos localizar regiones que participan de forma especializada en
diferentes actividades físicas o cognitivas. Debido a la especialización de las
diferentes regiones del cerebro podemos observar grandes diferencias morfológicas
en la estructura del cerebro de los humanos y los chimpancés.
En los
fósiles, la estructura del cerebro puede ser estudiada a través de las
impresiones que deja en las paredes internas del cráneo los surcos,
circumvoluciones, cisuras y venas meníngeas. En muchos casos stas impresiones
son muy tenues y limitan nuestro estudio únicamente a la superficie del
cerebro.
En los Australopithecus
y Paranthropus existe disparidad de opiniones sobre el grado de
reorganización cerebral que tienen respecto de los antropomorfos. Sin embargo,
todos los autores están de acuerdo en que Homo habilis
y Homo ergaster ya tienen una morfología cerebral similar a la de
humanos modernos y presentan las siguientes características:
1) Asimetría
entre los hemisferios.
2)
Desarrollo y complejidad del lóbulo frontal.
El cerebro
humano actual es muy asimétrico. La asimetría entre ambos hemisferios
cerebrales esta relacionada con la lateralización cerebral, es decir, la
especialización de cada una de las regiones cerebrales en distintas funciones.
En los cráneos de los primeros Homo ya
puede observarse esta asimetría cerebral.
El lóbulo
frontal es responsable de algunas capacidades cognitivas exclusivas de los
humanos o que en éstos están mucho más desarrolladas. Entre las funciones del
lóbulo frontal se encuentran la de establecer la secuencia de movimientos del
aparato fonador, el control de las emociones, la concentración, la
planificación y anticipación, el control de la memoria...
A lo largo
de la evolución humana, el lóbulo frontal ha crecido en tamaño absoluto y en
relación al resto del cerebro. Además, su superficie se ha hecho más compleja
aumentando el número de sulcos en su superficie.
Algunos
autores relacionan el aumento del tamaño cerebral de los primeros humanos con
las ventajas que les proporcionaría para desenvolverse socialmente dentro de un
grupo, porque el tamaño del neocórtex respecto al resto del encéfalo está en
función directa al tamaño del grupo social. También el mayor tamaño del cerebro
se relaciona con el desarrollo de las capacidades lingüísticas en los primeros homo, necesario para tener una mayor
complejidad social.
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